Es tiempo de comuniones, y a principios de mes estuve en la de la de Isabel. Está claro que no podía faltar a la suya, pues yo la adoro; pequeña, bonita, pizpireta, mu resalá y con ojazos negros brillantes y llenos de ilusión.
Allí nos juntamos su familia y amig@s y lo pasamos tan tan bien, que allí nos dieron más de las 9 de la noche y no había manera de echarnos... yo creo que los encargados del restaurante se pensaron que nos quedábamos allí a vivir... y es que el día aquí en Sevilla salió precioso y acompañó en todo momento.
Y claro como la reina era ella, tuvo un impresionante mesa de chuches que encantó a l@s niñ@s y no tanto... Las brochetas de nubes, cupcakes y golosinas de todo tipos también se vistieron de comunión y lucían perfectas entre y guirnaldas, y pompones de papel.